Un estudio relaciona el autismo con altos niveles de hormonas grasas

De acuerdo con un estudio reciente 1, los niños con autismo pueden aumentar de peso rápidamente en la infancia y presentar altos niveles de la hormona grasa leptina.

Otros estudios han vinculado el rápido aumento de peso en la infancia al autismo. Y un estudio del 2008 informó niveles inusualmente altos de leptina en 70 niños con autismo 2. El nuevo estudio se basa en datos de más de 800 niños, incluidos 53 con autismo, en la cohorte de nacimiento de Boston, que ha dado un seguimiento a más de 8,500 niños.

Los resultados no significan que la leptina y el autismo estén directamente relacionados: otros factores pueden conducir a niveles altos de leptina y autismo, dice el investigador del estudio Daniele Fallin, catedrático de salud mental en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore.

Por ejemplo, el nacimiento prematuro es un factor de riesgo independiente para el autismo y está relacionado con el rápido aumento de peso en la infancia, señala Tonya White, catedrática de psiquiatría infanto–juvenil  en la Universidad Erasmus de Rotterdam, Países Bajos, quien no participó en el trabajo.

Más de uno de cada cuatro niños en el estudio nacieron prematuramente, por lo que los factores relacionados con esto podrían estar impulsando las asociaciones, dice White. “La leptina puede ser indicador de otra cosa que sucede durante la vida prenatal“.

Aun así, si se valida en estudios más grandes, los niveles altos de leptina pueden servir como un biomarcador  del autismo, dice Fallin. “Creo que es una herramienta valiosa para poder identificar a los niños de alto riesgo lo antes posible“.

Fuera de serie

Fallin y sus colegas analizaron los datos de 822 niños, el 6.5 por ciento de los cuales tienen autismo. De estos niños, 211 nacieron prematuramente y 64 eran de pequeño tamaño al nacer.

Los investigadores midieron los niveles de leptina de los niños al nacer, utilizando sangre del cordón umbilical. También analizaron la sangre de los niños a los 18 meses de edad, en promedio, aunque la edad oscilaba entre los  10 meses a 4 años. Derivaron la estatura y el peso de los niños de sus registros médicos.

Para cada asociación, los investigadores analizaron el subconjunto de niños, en cifra inferior a  800 en algunos casos, para los cuales se disponía de datos relevantes. No se encontró una relación entre los niveles de leptina al nacer y el autismo o el aumento de peso. En cambio, el cuartil de niños con los niveles más altos de leptina tenía cerca de ocho veces más probabilidades de ser diagnosticado con autismo que aquellos que se encontraban en el cuartil con los niveles más bajos de leptina.

Los niños con un aumento de peso extremadamente rápido, definido como 1.3 desviaciones estándar por encima de la media de la población en la infancia,  tenían casi tres veces más probabilidades de tener autismo que aquellos con un aumento de peso típico. Esta relación desapareció cuando los investigadores hicieron un control incluyendo prematuridad.

El rápido aumento de peso y la leptina elevada pueden ser la respuesta del cuerpo a la prematuridad u otro evento de la vida temprana, dice la investigadora líder Xiaobin Wang, catedrática de salud infantil en la Universidad Johns Hopkins.

La relación entre el autismo y la leptina se mantiene después de controlar el nacimiento prematuro. Aún así es imposible descartar un rol para la prematuridad, dice Fallin.

Los investigadores pidieron que los niños ayunaran antes de medir los niveles de leptina, los cuales varían drásticamente dependiendo de la última vez en que la persona ha comido, lo que puede alterar los resultados de manera significativa, dice Jill Kaar, catedrática de pediatría en la Universidad de Colorado en Aurora, quien no participó en el estudio.

Los investigadores tampoco indicaron si los niños tenían obesidad en el momento de la prueba de leptina. La obesidad está relacionada tanto con la leptina elevada como con el autismo, por lo que también podría estar impulsando la asociación, dice Jill.

Los hallazgos deberían confirmarse en niños que no nacieron prematuramente. Otro paso sería llevar un control de los niveles de leptina en diferentes puntos durante la infancia y la niñez.



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