¡Cómo sobrevivir a las navidades y pasarlo bien!

A escasas horas del inicio de las fiestas de navidad y todo el mundo calentando motores, la felicidad rebosa por doquier, las luces navideñas nos atraen a los comercios como las flores a las abejas, y todos andamos repartiendo paz y amor,…, pero cuando tienes un hijo con autismo a veces esto no es tan evidente. Para algunas familias más que unos días de paz y amor, estas fiestas se convierten en unos días complicados, aquí algunas sugerencias para sobrevivir a la navidad y acabar pillándole el gusto a las fiestas.

La Navidad conlleva diversos aspectos diferenciadores del resto del año. En primer lugar los supermercados, centros comerciales y calles tienen un mayor tráfico humano que de costumbre. A su vez, hay un empacho de luces de colores y otras lindezas, sumados a esos villancicos que suenan por doquier, encantadores para quienes los asocian con las fiestas, odiosos para otros. También hemos de intensificar nuestra actividad debido a compras y otros compromisos familiares, en los colegios hay vacaciones, los gastos se disparan y la ansiedad también ¿Y entonces?

¡Pues seamos proactivos!

Lo bueno que tienen estas fiestas es que más o menos sabemos qué va a pasar, cuándo va a pasar y dónde va a pasar. Con lo cual podremos anticipar a nuestra hija o hijo qué va a suceder con tiempo suficiente. Tendremos (o al menos se supone) más reuniones con familia y amigos que de costumbre, y por alguna razón muchos de ellos estarán ebrios de felicidad (y a lo mejor de otras cosas), y esto hace que nuestros hijos puedan quedarse un poco en shock, o que tanto alboroto los estrese y les haga ponerse más nerviosos. Eso sin contar que en fin de año existe la tradición de lanzar fuegos artificiales, aspecto que hace que a muchas personas con autismo les parezca algo horrible.

Y entonces, ¿qué podemos hacer?

Dado que tenemos anticipación de eventos, pues anticipemos a los chicos qué va a suceder, preparemos apoyos visuales para que sepan exactamente dónde vamos, a quién vamos a ver, incluso durante cuanto tiempo (aunque esto es algo peligroso, por aquello de que uno nunca sabe). Por tanto podemos preparar una buena anticipación.

En lo referido a el aumento sonoro del entorno, bien, si nuestro hijo tiene hipersensibilidad auditiva, unos sencillos tapones o unos cascos pueden ser de gran utilidad, de forma que amortigüemos el aumento del nivel de decibelios en el entorno.

Las comidas y cenas y otras reuniones familiares tienen su aquel, pueden ser un momento de gran felicidad y risas o convertirse en un drama. Sobre todo si tenemos un niño movidito y nuestro familiar tiene la casa llena de jarrones Ming de 5.000$ de valor por unidad. O si uno de nuestros familiares tiene tendencia a gritar o una risa de esas que te rompen los tímpanos o cualquier otro aspecto que pueda hacer poco “feliz” ese encuentro. En el caso de que en su entorno toda su familia y amigos sean fantásticos, ¡enhorabuena! Lo pueden pasar genial, intercambio de regalos etc, pero, ojo al pero que es importante, no olviden que por alguna razón nos empeñamos en ponernos superguapos en sacar del cofre esa colección de perfumes, etc, etc,…, si quieren que su hijo acabe saturado de olores, ropas incómodas pero elegantes, etc, etc,…, pues ya saben. Por contra, pueden informar a su familia que por favor, no abusen de perfumes, o que escondan la colección de jarrones Ming, o que nuestro hijo ira con ropa cómoda ya que así se siente mejor.

Si por el contrario su entorno cercano son fans absolutos de la perfumería, de la etiqueta, de poner el cuadro de Goya sobre la chimenea, etc, etc,…, y salvo que usted desee liarla parda viendo como las figuras del Belén del siglo XVIII salen volando, o el jarrón Ming se hace trizas, el Goya se incendia, o su hijo acaba de los nervios, siempre puede explicar de forma honesta la situación, y si nadie quiere hacer nada para adecuar el entorno a nuestro hijo, pues no vayan, esa gente está más preocupada por otras cosas, seguramente usted ni les cae bien, y no, los malos no son siempre los suegros, ¡que de todo hay en la viña del Señor!

Es así de fácil, si su hijo requiere de ciertas adecuaciones para estar tranquilo, o a lo mejor el menú navideño le da puro asco y él cenaría más a gusto unas patatas fritas con un filete y un yogur de postre, pues si alguien se ofende, no merece su compañía, las personas que de verdad les quieran estarán encantados de hacer las adaptaciones necesarias, incluso, que la cena de Navidad sea filete con patatas, recuerden, lo importante no es lo que van a comer o a cenar, sino con quién van a cenar o a comer, las personas son lo realmente importante, no comer langosta y caviar. Así que tranquilos, si el caviar y la langosta están por encima, mejor no vayan, esa gente quizá ni tenga tanta paz ni tanto amor que dar. Total, o quedan mal ustedes al no ir, o quedan mal al ir y se sienten mal al ver que su hijo lo pasó mal. Ustedes deciden.

A la hora del intercambio de regalos, a veces regalar algo a nuestros chicos es complicado, recuerden que hay muchas cosas que pueden ser tremendo regalo, y sobre todo, que sea algo que le divierta, a lo mejor su hijo está harto de que le regalen puñeteros juguetes educativos, y lo que quiere es ¡un hermoso tambor con el cual poder martirizar a todo el vecindario! Sean empáticos con su hijo, seguro que hay alguna cosa que le va a encantar. Adelanten al niño que va a pasar, pero dejen algo para la sorpresa, abrir un regalo siempre es genial, ¡no le digan que hay dentro!

A la hora de ir de compras, vale, hasta a mi me aburre y me pone de los nervios, gente por doquier, bullicio, olores, etc, pueden o bien dejar que su hijo se quede en casa en el momento de las compras, o intenten que sea lo más “divertido” posible. Conviértanlo en un juego, busquen pistas, hagan planos, no sé, sean creativos. Y si ser creativo es imposible, pues anticipen, y vayan a primera hora de la mañana si pueden (suele haber menos gente) y por favor, ¡¡no compren los regalos el día 24!!

Foto: CollinsChin/E+/GettyRonTech2000/Getty
Foto: CollinsChin/E+/GettyRonTech2000/Getty

Hay algo especial en las fiestas de navidad, y es que mucha gente tiene como más predisposición a echar una mano, pues no pierdan la oportunidad de decir sí a ese apoyo familiar. Permita a su familia que pase más horas con el niño o niña, y nunca es una mala idea, y si no tienen mucho contacto con nuestro hijo, hacer una breve guía de soluciones y problemas, para anticipar a sus familiares qué cosas hacer y qué cosas no hacer. Por ejemplo, si a su hijo le dan pánico los petardos, informen de ese detalle, o si es alérgico al huevo, o si hay algo que le molesta especialmente, y del mismo modo, informen de las cosas que más le gustan a su hijo. Y mientras su hijo y su familia lo pasan genial juntos, usted puede ir de compras o sencillamente ir con su pareja a dar una paseo, a cenar o a lo que sea que les apetezca. Su hijo también se cansa de estar con ustedes a todas horas, denle un poco de espacio y oportunidades para que esté en otros lugares, con otras personas, en situaciones diferentes, eso también le ayudará, incluso a relajar su inflexibilidad.

Algunas familias me han contado con estupefacción como su hijo, un niño muy especial y bastante complicado de esos que consiguen que perdamos los nervios periódicamente, se quedaba con sus tíos un fin de semana tan ricamente, es más, comía lo que en casa no quería ni ver, hacía caso a todo el mundo y lo pasaba en grande. Y cuando sus familiares les contaban lo bien que lo pasó el niño, lo bien que se comportó y lo vemos con esa cara de ángel feliz, aunque lo primero que quizá nos pase por la cabeza ¡sean ganas de estrangularlo! ja ja ja, en el fondo estaremos felices, así que…

¡Arriesguen un poco!

A veces arriesgar también nos obliga a reblandecer nuestra obsesión por la hiperprotección hacia nuestro hijo, porque a veces, sin darnos cuenta, somos nosotros mismos los que establecemos muros alrededor del niño. Es cierto que a veces no hay muchas más opciones, pero éstas quizá sean unas fiestas ideales para arriesgar un poco, y no se preocupen si el niño te “amarga la fiesta”, solo se amarga el que quiere. Este verano pasado una abuela me contaba la última comida de navidad, la del 2014, el relato fue cómico a más no poder, todo salió absolutamente mal, incluso ¡el árbol de navidad se prendió fuego! Pero lo curioso es que lo pasaron genial, según me contó, jamás olvidará esa Navidad, fue la más divertida de su vida. Actitud, ese es el secreto, ¡así que arriesguen! A lo mejor lo hacen y se acuerdan de mi y de mis ancestros por mucho tiempo, o a lo mejor lo pasan genial ¿Qué tienen que perder salvo los nervios?

Corolario

Recuerden algunos pequeños trucos:

  • Anticipen al niño lo que va a pasar
  • No se enfaden, busquen la bis cómica de las cosas, créanme, siempre hay una
  • Si ustedes están contentos y tranquilos, el niño lo estará, son grandes receptores de emociones positivas, ¡úsenlas!
  • Si creen que el entorno no será el adecuado, no vayan, hay lugares mejores seguro, y no se sientan obligados, el afecto no es una obligación, debe ser algo natural.
  • Hablen con sus allegados de forma previa, informen de las particularidades del su hijo, de lo que le gusta y lo que le disgusta.
  • Arriesguen, rompan rutinas, sean valientes y sobre todo, tengan buena actitud

Y si todo esto no funciona, bueno, por lo menos lo han intentado y busquen la parte divertida de los pequeños desastres de nuestra vida. Y si usted es de los que no soportan la Navidad, bueno, pues por lo menos aproveche estos días de fiesta y ¡pásenlo genial!

¡Feliz Navidad a todos!


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1 comentario en «¡Cómo sobrevivir a las navidades y pasarlo bien!»

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