Mozart and the Whale

Como ya empezamos hablando en su día con el documental titulado “María y yo”, sabemos que hoy en día hay muchísimas películas que tienen como protagonistas a personas con autismo. Pueden estar basadas en hechos reales, o no, y ser más o menos verídicas pero, ¿hasta qué punto se adaptan a lo existente?

En este caso, elegí ver la película que da el título a este artículo, que traducida al español sonaría algo así como ‘Mozart y la ballena’, aunque también es conocida como ‘Crazy in Love’ o ‘Locos de amor’. Apareció en la gran pantalla en el año 2005, con actores bastante conocidos como son Josh Hartnett, Radha Mitchell y GaryCole. Su director, Petter Naess, junto al escritor, Ron Bass, quisieron dar a conocer al resto del mundo la historia de amor entre dos personas con Síndrome de Asperger: Donald Morton, interpretado por Josh Hartnett, e Isabelle Sorenson, interpretada por Radha Mitchell. Donald lleva un grupo en el que personas con autismo se reúnen para hablar y realizar actividades. Un día, Isabelle aparece por allí y así es como comenzará su romántica pero enredada relación.

Creo sinceramente que la principal conclusión que saqué al terminar la película venía a recordarme que no puedo ver un largometraje siempre con ojos de psicóloga y conocedora del mundo de los Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD). Por un lado, desde este punto de vista, no doy el aprobado a la película ya que me parece que hay ciertos elementos que no encajan en la vida de una persona con Síndrome de Asperger en el mundo actual. Sí, es cierto que son personas que suelen, aunque no todas, tener un “don” especial (si queremos llamarlo así), un cierto campo o área de interés en el que destacan frente a los demás, es decir, son muy, muy buenos realizando tareas que se refieran al mismo. Pero, obviamente, no todos aquellos con Síndrome de Asperger lo poseen. En mi opinión, al igual que es inapropiado que se les mire solo por la etiqueta que lleva su trastorno, también lo es el hecho de que esta característica arriba mencionada sea una forma de definirlos. En el caso concreto, Donald tiene una habilidad especial con los números, ya que es capaz de hacer cuentas de forma estrepitosamente rápida; mientras que Isabelle es grandiosa con todo lo que tenga que ver con la música, por ejemplo, puede tocar instrumentos sin haber recibido ninguna lección antes y escribir partituras empezando por la última nota. De esta forma, intenta marcar ciertos puntos fuertes que se considera que puede tener una persona con Síndrome de Asperger, sin darse cuenta que quizá también puede volverse contra ellos convirtiéndose en manías y obsesiones que les imposibilitan llevar una vida con plena normalidad.

En esta misma línea, otra de las cosas que más me ha llamado la atención es que hay ciertas conductas que se han intentado reflejar en los personajes, para mi criterio sin mucho éxito, ya que me parece que no encajan mucho con ellos. Me da la sensación de que han intentando poner a dos personas totalmente normales, pero con algunas peculiaridades que unas veces se dan y otras no… En este sentido, ella tiene hipersensibilidad al ruido de las botellas de cristal, debido a una violación que sufrió tiempo atrás, lo que se refleja en la película de una forma bastante singular: conductas de balanceo y taparse los oídos. Sí, es también típico en niños con Síndrome de Asperger, pero no en todos. En él, hay en algún momento de la película que le podemos ver con movimientos estereotipados en las manos, similar al aleteo que se produce en momentos de ansiedad o frustración en niños con TGD. ¿Por qué esto ocurre solo en determinados instantes? La misma duda me surge con la mirada y la comunicación. Es verdad que quienes padecen este Síndrome son mejores en su lenguaje, si los comparamos con otros trastornos del espectro del autismo, pero ello no quiere decir que no tengan problemas en cuanto a su mirada como un signo de comunicación entre dos personas, ni en sus relaciones sociales con los demás. El Síndrome de Asperger se caracteriza por el entendimiento del mundo como un mundo literal, en el que no hay mentiras, ironías o bromas unido a unas serias dificultades para leer las expresiones, sobre todo emocionales, de su entorno más cercano y una incapacidad para hablar de su propia vida, habitualmente, así como de hacer planes futuros con otras personas. A veces, quizá pocas, aparece en la película de una forma graciosa pero creo que la independencia que tienen los personajes es idealizada en cuanto a lo que de verdad vive una persona con este trastorno.

Aún así, pienso que también podemos encontrar en la película una serie de aspectos positivos que sería una pena no mencionar. Podemos empezar diciendo que hoy en día nos centramos mucho en aquellos niños con Síndrome de Asperger sin tener en cuenta que algún día serán mayores y que tenemos que intentar que sean personas normalizadas, como cualquier otra. Por ello, opino que está fenomenal que se produzcan películas que quieran contar este tipo de historias. Quiero añadir que, sin duda alguna, me ha resultado una película divertida, que cuando era capaz de verla como cualquier persona desconocedora de casos de alteraciones graves del desarrollo, disfrutaba como la que más. Así mismo, entiendo que es importante que, aunque sin irnos a los extremos, nos demos cuenta de lo importante que es tener conocimiento de la gran variabilidad que existe en este espectro, ya que obviamente hay niños o adultos más afectados que otros y cada uno de ellos, junto a su desarrollo individual y en sociedad, podrá tener un tipo u otro de vida, aunque apuesto porque siempre debe ser el que mejor se adapte a sus necesidades.

Para terminar, me gustaría reflexionar sobre algunos aspectos que, posiblemente, me vienen a la cabeza un día detrás de otro: ¿Dónde está el límite entre lo normal y lo anormal? Dejando atrás cualquier criterio diagnóstico, quiero declararme como una persona que, efectivamente, tiene manías, obsesiones, a veces torpe socialmente, inflexible en mis rutinas cotidianas, y podría seguir mencionando algunas características más que, aunque no me definen como persona, son similares a las que podríamos encontrar en un niño o adulto con Síndrome de Asperger y no por ello en mi son extrañas. Hagamos que en ellos tampoco lo sean. De esta forma, solamente quería remarcar que debemos tener cuidado, a conciencia de lo que dicen en ciertos momentos de la película, con el lenguaje que utilizamos para designar a etiquetar: No debemos NUNCA decir ‘Son Asperger’ sino más bien ‘Son personas CON Síndrome de Asperger’. No pongamos etiquetas que determinen quienes son, o no son. Hagamos del mundo un sitio inclusivo.


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1 comentario en «Mozart and the Whale»

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