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“Con el primer derecho se pide a la escuela que no depure y que no quite nunca la piel cultural; las historias, los lenguajes los valores, las vivencias antropológicas que el niños trae del hogar, del entorno social de su vida cotidiana”
Frabloni (1989)
Desarrollo Social
Introducción
El desarrollo psicosocial consiste en el desarrollo cognoscitivo, social y emocional del niño pequeño como resultado de la interacción continua entre el niño que crece y el medio que cambia. La memoria, la atención, pensamiento, el lenguaje y las emociones, así como la capacidad general de obrar recíprocamente con el medio físico y social, dependen de la maduración biológica del sistema nervioso central y del cerebro.
El ajuste del niño a las nuevas exigencias del desarrollo van a depender de múltiples variables, pero dos de ellas son particularmente significativas:
- El temperamento: la propensión biológica a reaccionar con mayor o menor prontitud e intensidad con que el individuo reacciona al entorno, donde la inteligencia y la voluntad modelarán el carácter y se relaciona con el desempeño social.
- Educación emocional: La personalidad se desarrolla a raíz del proceso de socialización, en la que el niño asimila las actitudes, valores y costumbres de la sociedad donde los padres son los principales encargados de contribuir en esta labor, a través de su amor y cuidados, de la figura de identificación que son para los niños (son agentes activos de socialización). Es decir, la vida familiar será la primera escuela de aprendizaje emocional.
Siguiendo lo planteado desde mi segundo artículo, donde me refería a las competencias que son adquiridas a lo largo del desarrollo, la competencia emocional, entendida como el nivel de eficacia que demostramos en las interacciones sociales de carácter emocional forman parte de esas habilidades que desde pequeño desarrollamos para la convivencia en un entorno que no siempre resulta fácil y que plantea desafíos constantes. Algunas de esas habilidades son:
- Conciencia de nuestro propio estado emocional
- Entender las emociones de otros y saber diferenciarlas
- Empleo de un vocabulario adecuado para expresar emociones
- Capacidad para demostrar empatía y simpatía
- Comprender que nuestro estado emocional interno no necesariamente se corresponde con la expresión emocional externa
- Habilidad en el afrontamiento adaptativo de emociones adversas y situaciones estresantes
En la primera infancia, (0 a 6 años) el niño carece de la capacidad de regular por sí mismo sus estados emocionales y queda expuesto a reacciones emocionales intensas. La regulación afectiva solo puede tener lugar en el contexto de una relación con otro ser humano. El contacto físico y emocional —acunar, hablar, abrazar, tranquilizar— permite al niño establecer la calma en situaciones de necesidad e ir aprendiendo a regular por sí mismo sus emociones.
El adulto debe poner en juego una capacidad empática que le permita comprender qué es lo que necesita ese niño, que si bien aún no puede expresarse con palabras, sí se comunica a través de gestos, miradas, movimientos, llantos y sonrisas. Las respuestas emocionales del adulto en sintonía con el estado interior del bebé generan primero un estado de co-regulación afectiva o regulación diádica (son procesos diádicos la lactancia materna “madre -hijo”, la educación “docente-alumno”, el juego entre la madre y el bebé, etc) que lleva, unos meses más tarde, al logro de la autorregulación afectiva por parte del bebé. Esto significa, por ejemplo, que si un niño llora sin ser consolado, se encuentra solo en el aprendizaje del paso del malestar a la calma y al bienestar, y puede llegar a tener dificultades para autocalmarse, no únicamente en sus primeros meses sino a lo largo de todo su desarrollo. (Schejtman, C., Vardy, I. (comp.) (2008): “Afectos y regulación afectiva, un desafío bifronte en la primera infancia” , Tronick, E. (2008): “Conexión intersubjetiva, estados de conciencia y significación”)
La relación triádica “padre – madre – niño”, marca una pauta significativa en el desarrollo emocional. La mirada mutua, la progresiva capacidad de prestar atención conjunta a eventos del mundo externo y el juego de expresiones afectivas transmitidas a través del rostro son modos de relacionarse y actúan como precursores de dos aspectos fundamentales del desarrollo infantil: la capacidad para la formación de símbolos (uso del lenguaje) y la capacidad de empatía (capacidad para comprender los estados emocionales del otro). En ese intercambio son importantes: el contacto visual, el diálogo sonoro (el adulto escucha al niño y le contesta), el diálogo tónico (alternancia de tensión-relajación durante el juego y la alimentación), el sostén físico y el contacto (caricias, manipulación).
Acoto al margen y como forma de recordar, que Premack y Woodruff acuñaron el término “teoría de la mente” para dar cuenta de la habilidad de predecir, explicar e interpretar la conducta de los individuos en términos de estados mentales. La teoría de la mente no sólo es la capacidad para tener creencias como tales, sino para tener creencias sobre estados mentales, incluyendo la habilidad para tener creencias sobre creencias (Leslie, 2001). La teoría de la mente permite utilizar estrategias sociales, ya que posibilita, como señalan Rivière y Núñez (Reyna, Cecilia (2011): Desarrollo emocional y trastornos del espectro autista) “ponerse en la piel” del otro, “calzarse sus zapatos”, dando lugar a la interpretación de las interacciones humanas no en términos netamente conductuales, sino en base a estados mentales. Es esa “mirada mental” la que permite encontrarnos con la mente de los otros, interpretar su conducta y realizar predicciones, comprender que tienen deseos, creencias e intenciones, un mundo de emociones y experiencias diversas.
Trataré en esta tercera parte sobre desarrollo y su significado para los niños con TEA, de explicar ese desarrollo emocional y cómo influye en las relaciones interpersonales de esta población.

Desarrollo
Las nuevas teorías del desarrollo emocional distinguen entre “estados emocionales”, “expresiones” y experiencias emocionales”. Según el análisis estructural de las emociones, propuesto por Lewis y Michelson, el estado emocional son los cambios internos en la actividad somática y/o fisiológica mientras que la expresión emocional son los cambios observables en la cara, cuerpo, voz y nivel de actividad que se producen cuando el Sistema Nervioso Central (SNC) es activado por estímulos emocionales importantes.
La experiencia emocional son las consecuencias de la valoración y la interpretación cognitivas por parte de los individuos de la percepción de sus estados y expresiones emocionales. Requiere un sentido de sí mismo para evaluar los cambios dados en sí mismo y un nivel cognitivo que le permita percibir, discriminar, recordar, asociar y comparar. Así las expresiones emocionales de los lactantes nos dicen poco sobre su experiencia emocional, sin embargo las personas de su alrededor responden a las mismas como si fueran fiel reflejo a una experiencia subjetiva. De este modo mediante la interpretación y evaluación de su expresión emocional, el entorno social le proporciona normas con las que aprende a evaluar e interpretar, es decir a experimentar sus propias conductas y estados.
¿Cuáles son las primeras manifestaciones afectivas?
Según la teoría de los organizadores de la personalidad de Spitz , se parte del estudio de los efectos producidos en el bebé por la separación de su madre, considerando que el desarrollo de la personalidad está ligado a la relación del bebé con su madre: de la indiferencia inicial es llevado al desarrollo de una relación diferenciada con un objeto externo-interno estable.
Este proceso es llevado a cabo mediante: “Los puntos de organización”:
- El primer organizador es la sonrisa, ya que por el segundo mes de vida, el lactante es capaz de distinguir el rostro humano del resto de los objetos circundantes, dedicándole su atención entera en forma prolongada, para que durante el tercer mes, se tenga la capacidad de responder a este estímulo con una sonrisa, indicio específico de que ha quedado plenamente establecido el primer organizador psíquico, colocándolo en el camino de la construcción del siguiente organizador. Sin embargo, cuando la consolidación del organizador se desvía, el desarrollo se detiene. La presencia de este organizador es el signo de la constitución del preobjeto, proceso necesario como tránsito a la constitución del objeto como tal, el cual se consolida cuando se observa “el temor al rostro del extraño”, es decir, la constitución del segundo organizador psíquico a los 8 meses de edad.
- El segundo organizador es la ansiedad ante el extraño, el niño ya no responde con una sonrisa indiscriminada ante cualquier rostro conocido o ajeno, ya que la capacidad para la diferenciación perceptiva está bien desarrollada, distingue claramente entre los rostros conocidos y los que le resultan extraños, y si uno de estos últimos se le acerca, mostrará una conducta típicamente inconfundible, es decir, mostrará diversas intensidades de recelo y de angustia. Spitz señala que es debido a que ha desarrollado memoria de evocación y por un proceso de inferencia rudimentaria compara la representación interna de su cuidador con el desconocido. La ansiedad de separación comienza entre los 6 y 8 meses de edad.
- El tercer organizador es la aparición del no, El niño a través del desarrollo motor que le confiere mayor control sobre su cuerpo y motilidad, reivindica mayor autonomía, rechazando normas y pautas, que se le quieren imponer, a pesar de los conflictos que esto le provoca con figuras tan importantes como los adultos. El sentimiento dominante en esta etapa es la posesión en relación con los adultos, sus padres. Sus episodios de celos manifiestan la incapacidad de compartir con los demás el afecto o la atención de la persona querida.
Bebé recién nacido ya establece un primer contacto visual con el padre
Principales características del desarrollo social por etapas
De los 2 a los 6 años de edad
El desarrollo a nivel cognitivo está íntimamente relacionado con su crecimiento social y afectivo, así los progresos en el desarrollo psíquico se reflejan en tres dimensiones: la construcción de la personalidad, las relaciones con los adultos y las relaciones con los iguales. Junto al desarrollo motor, los avances en el lenguaje, la identidad sexual y el sentido del yo le dan un sentido de individualización creciente.
- Necesita diferenciarse de los demás a través de la oposición
- Fase de autonomía en la que quiere hacerlo todo por sí mismo
- Fase de identificaciones a través de procesos imitativos y adopta características de papeles que son significativos para él.
- Se construye la identidad sexual y interesan por sus órganos sexuales
- Para Piaget es la etapa del realismo moral en la que el niño concibe lo que se debe o no hacer en función del castigo y recibir la sanción según el resultado y no la intencionalidad del acto.
- Comienzan a surgir los celos, las rivalidades, la envidia y los secretos
- Por imitación o por intercambio verbal, empieza a desear jugar de acuerdo con unas reglas que recibe del exterior.
- Hacia los 4 años aparece el establecimiento de las normas, y se consideran como ejemplos interesantes, no como realidades obligatorias. Consideran que las reglas son sagradas e intocables, aunque en la práctica estén dispuestos a aceptar los cambios, posiblemente porque no los reconocen como cambios.
- Otro aspecto importante en la evolución social y afectiva del niño es la disciplina, entendida como la adquisición de habilidades tomando como modelo a una persona.
- Aprende conductas sociales a través del adulto.
- Las relaciones con pares favorece el descentramiento social y cognitivo – debido a que las perspectivas de otros niños son más próximas que las de los adultos, – la canalización y regulación de la agresividad y el reconocimiento de los derechos y deberes de los demás.
- Ingresa a la escuela, la que constituye un ámbito socializador donde se enfrentan otros retos sociales
- Captan la estabilidad afectiva o no de sus padres y las emociones en los demás
- Aparece el juego en solitario, en paralelo y al final de la etapa el juego simbólico
De los 6 a los 12 años de edad
En esta etapa a parte de los progresos a nivel cognitivo se dan grandes avances en el área afectiva y la formación de la personalidad. El progresivo descentramiento le permite analizar las personas y las cosas desde diferentes puntos de vista lo que le permite hacerse una idea sobre si y los demás, pero aun le cuesta verse desde la perspectiva de los otros. Se afianza la identidad sexual donde tienen un concepto permanente basado en las características biológicas.
El niño centra su energía en conocerse a sí mismo y el mundo que le rodea y va tomando conciencia de forma progresiva del mundo al que pertenece donde: adquiere valores de su propia cultura y toma conciencia de que es capaz de enfrentar y resolver los problemas que se le presentan y se desarrolla el autoconcepto y la autoestima.
Los aspectos sociales más significativos de esta etapa son:
- Aumento de las relaciones interpersonales del niño.
- Los grupos de amistad se caracterizan por ser del mismo sexo.
- Entre los 6/7 años, la cooperación está al servicio de intereses propios.
- A partir de los 8 años, se producen relaciones de amistad más íntimas y duraderas.
- El niño, al interactuar con sus iguales, va a descubrir sus aptitudes y medirá sus cualidades y su valor como persona, desarrollando de esta manera su autoconcepto y autoestima.
- Las opiniones de sus compañeros acerca de sí mismo, por primera vez van a tener peso en su imagen personal.
- Empieza a compartir con sus compañeros opiniones, sentimientos y actitudes, que le hacen cuestionar las dadas por sus padres, y tendrá que decidir cuáles conservará y cuáles descartará. Aún así, los padres siguen siendo figuras muy importantes en su vida pues es en ellos donde buscan afecto, guía, comunicación, etc.
- Los profesores también son importantes en esta etapa, pues de ellos reciben valores, influyendo así en el desarrollo su autoestima.
- En esta etapa aparecen los juegos de roles y de reglas.
Aunque no voy abarcar la etapa de la adolescencia, si me gustaría relacionar algunos aspectos más significativos de esta etapa
La Pre-adolescencia, entre los 8 y 11 años, es la etapa final de la niñez, donde los conflictos internos adolescentes empiezan a manifestarse. Tienes pensamientos lógicos y una tendencia a despreciar pensamientos imaginativos de la infancia. Aumenta la capacidad para acumular grandes acontecimientos y aplicar nuevos conceptos, además de un mayor interés por aprender habilidades de la vida. Por lo que respecta a su desarrollo moral, suelen ser egocéntricos en general, aunque ya tiene conciencia. Comprende los conceptos lo que es justo y la negociación. No siempre se ve reflejada su capacidad moral en su comportamiento. Y en cuanto lo relacionado con el concepto de sí mismos, podemos decir que en gran medida está marcado por las relaciones con los miembros de su familia, profesores y cada vez más, por sus compañeros.
Adolescencia Temprana entre los 11 y 15 años. Se produce un desarrollo de nuevas capacidades para ver las cosas en términos relativos y abstractos y para pensar y su sentido de humor puede estar más centrado en la ironía y el sexo. Se produce una época de mayor conflicto con padres. En su desarrollo moral, continúan siendo egocéntricos, además de buscar la aprobación social de sus compañeros. Empiezan a entender los conceptos relacionados con el orden social, pero a esta edad suelen cuestionar ciertos principios sociales, morales y/o éticos, a veces sobre todo los que tienen los padres. El concepto de sí mismos, depende de cómo aceptan los cambios que ocurren durante la pubertad: tendencia a conformarse con estereotipos de hombre o mujer, la preocupación con problemas de peso, piel, altura y el aspecto físico en general. Además empiezan a necesitar más intimidad en el hogar, suelen sufrir cambios muy fuertes de humor y pueden pasar de la tristeza absoluta a la alegría desbordada en cuestión de horas, sin saber muy bien por qué.
Adolescencia media entre los 15 a los 18 años: El adolescente empieza a asumir su nuevo cuerpo, y su nueva identidad. Ya no se ve a sí mismo como un niño. Paralelamente, comienzan los contactos con el sexo opuesto y los grupos mixtos. La principal preocupación es el sexo y conseguir gustar y seducir a los miembros del sexo contrario. Son frecuentes las dudas sobre orientación sexual y la experimentación con estímulos fuertes como el alcohol, las drogas y el tabaco. Tienen una mayor capacidad para pensar de forma abstracta e hipotética sobre el presente y el futuro, debido a que pueden entender y compartir mejor los acontecimientos que les rodean y que ocurren más allá de su círculo social inmediato, pueden adoptar una nueva conciencia social. Por lo que respecta a su desarrollo moral, suelen ser menos egocéntricos y presenta mayor énfasis sobre valores abstractos y principios morales. Y en cuanto lo relacionado con el concepto de sí mismos, es la etapa en la que los adolescentes forman su propia identidad. Experimentan con distintos aspectos, papeles, valores, amigos, aficiones.

Desarrollo social y TEA
Sabemos que los principales trastornos que el niño con TEA presenta en su relación con el medio social son consecuencia de su gradual dificultad para identificar y comprender las claves sociales y estas dificultades han sido explicadas a través de la teoría de la intersubjetividad y la teoría de la mente. Desde la teoría de la intersubjetividad se considera que el autismo se debe a la carencia de habilidades afectivo-perceptuales básicas que son necesarias para relacionarse con otras personas. Se considera que ello explica su fallo en la comprensión de la mente de los otros, y a través de ello, la alteración de las capacidades para desarrollar un juego simbólico creativo y formas de lenguaje y pensamiento contextualmente apropiadas ( Hobson, 1993). Según Trevarthen el acceso a la mente de los otros sería innata y el autismo sería un problema de la regulación por parte de las emociones del desarrollo cognitivo. Hobson también considera una base innata para relacionarse con las personas, siendo las emociones y los afectos los primeros caminos para acceder a la intersubjetividad, la cual permite captar la naturaleza mental de las personas. El origen de la teoría de la mente implica un componente intersubjetivo de relaciones afectivas, las que no se desarrollan en un vacío, sino que requieren del desarrollo cognitivo de capacidades de inferencia y representación (Rivière, 2001).
En su artículo Desarrollo emocional y TEA, Cecilia Reyna explica que para Abe e Itzard existen hitos en el desarrollo emocional y cognitivo que inician con el nacimiento y finalizan en la adolescencia, así entre los 0 y los 2 años de edad aparecen las emociones primarias básicas: placer, tristeza, sorpresa y miedo entre otras y surgen las conductas de referencia social, las cuales son el origen de la comprensión de los estados mentales. Entre los dos y cinco años el niño manifiesta autoconciencia a través de emociones negativas y conductas desafiantes y van formándose de manera muy rudimentaria aún emociones auto evaluativas como la vergüenza y la culpa. Surgen las conductas empáticas. A partir de los 6 años y hasta los 12. En este período surge la habilidad para realizar comparaciones sociales debido a la mayor importancia del grupo de pares. Aparece el auto-concepto basado en rasgos estables de carácter. Se incrementa la habilidad para tomar una perspectiva social y para comprender los sentimientos y creencias de los demás.
Para los niños y adolescentes dentro del TEA, el mundo social es un laberinto al que aún no le encuentran salida, es un mundo lleno de incertidumbre, crueldad e incongruencias. La inserción en el mundo escolar supone un reto muchas veces imposible de sobrellevar, crea angustia, estrés, rechazo y desajuste en las conductas adaptativas al entorno.
Una vez una adolescente con Síndrome de Asperger me pregunto: Eli, ¿sabes que es prejuzgar?, le digo claro, ¿por qué me lo preguntas?, su respuesta fue inmediata: es que en el colegio todos me prejuzgan por ser diferente y aun no conocen lo que hay en mi interior, la persona que soy.
Imaginémonos que estamos en la playa disfrutando de un día espléndido en familia y que de pronto sentimos unos gritos fuertes, instintivamente miramos hacia el lugar de donde provienen y nos damos cuenta a través de los gestos corporales y faciales que es solo un juego, por lo tanto seguimos disfrutando del día porque lo que vimos nos tranquiliza. Pero en los niños con TEA no sucede de esa manera, lo sienten como amenaza e invasión a su mundo (Maciques Rodríguez, Elaime: La integración social en los Trastornos del Espectro Autista).
En una ocasión tuve la oportunidad de observar el momento del recreo en una escuela donde estaba integrado uno de los niños con los que trabajaba en ese momento con diagnóstico de Síndrome de Asperger. Cada vez que intentaba acercarse a sus compañeros de aula tratando de interactuar, los niños corrían hacia direcciones contrarias, dejándolo solo en medio del patio, y eso sucedía en repetidas ocasiones, hasta que uno de los niños se acercó y le pidió su merienda de manera agresiva y él se la dio. Ese día llego a terapia feliz, porque “había compartido su merienda”. Lo más significativo de este relato fue ver la pasividad del maestro, estar viendo lo que sucedía y no haber intervenido para explicar que esa conducta no era adecuada.
Me imagino a muchos de los padres preguntándose ¿Hasta qué punto es capaz mi hijo de expresar sentimientos con palabras o a través de pictogramas? Si le pregunto cómo se siente, ¿puede responderme con un término que describa un sentimiento o me explique qué le sucede? ¿Es capaz de identificar una gama de sentimientos diferenciando sus matices propios? ¿Es capaz de identificar los sentimientos de los demás? ¿Hasta qué punto tolera mi hijo la frustración, la derrota? ¿Cómo expresa la ira, el enfado u otros sentimientos de difícil manejo? ¿ será capaz de resolver conflictos y será independiente para solucionarlo o necesitará apoyo?
Como siempre digo, no soy capaz de dar una receta, pues cada familia desde su visión cultural, normas y valores sociales, formas de educación, desde la aceptación o no de un diagnóstico, le va poniendo los ingredientes necesarios para que sepa bien, para que le quede lo más perfecta posible. Solo puedo sugerirte algunas actividades que pueden ayudar a enfrentar el entendimiento de las claves sociales.
Las historias sociales son una herramienta muy eficaz para poderle hacer entender a nuestro niño algunas situaciones sociales en las que puede estar inmerso.
- Tengan en cuenta que: Las habilidades sociales se aprenden en todo momento y lugar, en todas y cada una de las situaciones en las que nos vemos envueltos y se ven ellos implicados diariamente, por lo tanto la instrucción comprende todo momento en que nos relacionamos y comportamos socialmente delante de ellos.
- Motiva el aprendizaje: Cualquier aprendizaje tiene que estar precedido de una motivación y ésta facilita la predisposición al aprendizaje. En muchas ocasiones, la motivación va a consistir en la anticipación de los beneficios que le va a reportar ejecutar esa conducta una vez aprendida.
- Implica en la medida de lo posible a las personas que te rodean: Contarle a tu familia lo que estas intentando enseñar, para facilitar el aprendizaje y la generalización de las habilidades sociales.
- Convierte el aprendizaje en un juego: Las habilidades sociales tienen la flexibilidad y posibilidades suficientes como para hacer su aprendizaje sumamente divertido
- Sírvele tu de modelo: Ejecuta tú la conducta que quieres que aprenda, que vea que tú la utilizas habitualmente y de un modo adecuado. No le enseñes algo que tú no haces. Ten en cuenta que otros factores pueden estar condicionando y dificultando ese aprendizaje.
- Mide sus posibilidades: No en cuanto al aprendizaje, sino en cuanto al nivel de desarrollo en que se encuentre y que puede limitarlo de alguna manera, adáptate a ellos y se sensible al entorno en el que se desenvuelve
- Utiliza situaciones de transición y tareas sorpresa: Para asegurar el aprendizaje antes de dejarle que lo ejecute en un medio normalizado; sobre todo cuando entrenes habilidades con cierto riesgo de desatar una conducta no deseada. Tareas Sorpresa: consisten en preparar situaciones con personas diferentes a las del entrenamiento y comprobar su reacción.
Actividad 1: Comprender el respeto hacia el espacio interpersonal (Tomado del libro intervención en habilidades sociales, de la Junta de Aragón y Castilla)
Trabajar la distancia interpersonal con familia, amigos, maestros y desconocidos
Apoyo verbal: Le explicamos por qué es importante mantener ese espacio interpersonal en la interacción con los demás, qué consecuencias puede traer hacerlo de la manera adecuada o de la manera incorrecta
Apoyo Visual: explicamos a través de imágenes
¿Por qué?
- Si nos acercamos o alejamos demasiado al comunicarnos con los demás es probable que se sientan incómodos y que nos rechacen.
- Para que estemos más cómodos y los demás se sientan a gusto con nosotros. Cuando nos acercamos demasiado, los demás se sienten incómodos y cuando nos alejamos pueden pensar que no queremos hablar con ellos
- Para que los demás nos acepten mejor.
Situaciones en las que resulta oportuno:
- Visitas de familiares.
- Encuentros con amigos.
- Relación con las personas ( saludos, peticiones)
- Relación con extraños que vienen a la escuela o a la casa
Componentes:
- Distancia adecuada.
- Postura y orientación correcta.
- Contacto ocular directo.
- Tono de voz agradable.
Conclusiones
Trataré de resumir las tres partes del tema
Conclusión 1: La integración sensorial, es requerida para comunicarnos, simbolizar, establecer relaciones interpersonales, adaptarnos al ambiente entre otros y que desde mi punto de vista constituye el pilar de base para el desarrollo y los procesos implícitos en el, desde la maduración neuromotriz hasta la adquisición del pensamiento abstracto y simbólico, encontrándonos así con una dificultad de base para la mayoría de los niños dentro del espectro del autismo. Una intervención oportuna ayuda a regular ese déficit sensorial permitiendo la apertura hacia el aprendizaje y los ajustes emocionales.
Conclusión 2: Las funciones cognitivas son consideradas pre-requisitos básicos de la inteligencia y su adquisición de éstas y procesos cognitivos sirven para la interiorización de la información y permite la autorregulación del organismo. Las funciones cognitivas como actividades del sistema nervioso explican, en parte, la capacidad de la persona para servirse de la experiencia previa en su adaptación a nuevas situaciones. Que para facilitar o potenciar cambios en la estructura cognitiva del sujeto es necesario crear ambientes enriquecedores donde exista un mediador que se convierte en el puente entre el medio y el sujeto, permitiendo que el niño a través de esos estímulos enriquecedores incorpore una serie de estrategias cognitivas y procesos que se van a convertir en pre-requisitos del funcionamiento cognitivo que esperamos.
Conclusión 3: La experiencia emocional son las consecuencias de la valoración y la interpretación cognitivas por parte de los individuos de la percepción de sus estados y expresiones emocionales. Requiere un sentido de sí mismo para evaluar los cambios dados en sí mismo y un nivel cognitivo que le permita percibir, discriminar, recordar, asociar y comparar. Así las expresiones emocionales de los lactantes nos dicen poco sobre su experiencia emocional, sin embargo las personas de su alrededor responden a las mismas como si fueran fiel reflejo a una experiencia subjetiva. De este modo mediante la interpretación y evaluación de su expresión emocional, el entorno social le proporciona normas con las que aprende a evaluar e interpretar, es decir a experimentar sus propias conductas y estados. Modelar, explicar e intervenir adecuadamente puede favorecer el desarrollo emocional en los niños con TEA.
Documentos para descargar:
- Intervención en habilidades sociales. Manuales de Trabajo en Centros de Atención a Personas con Discapacidad de la Junta de Castilla y León
- Guía de actividades. Conjunto para el desarrollo del niño en la primera infancia. UNICEF
Bibliografía:
- Armus, Marcela, Constanza Duhalde, Mónica Oliver, Nora Woscoboinik (2012). Desarrollo emocional. Clave para la primera infancia. Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
- Gutierrez Corredor, Ana B (2010): Cómo favorecer el desarrollo social en los niños y niñas. En Innovación y experiencias educativas, No. 25 Octubre
- Reyna Cecilia (2011) : Desarrollo emocional y trastorno del espectro autista ISSN ELECTRÓNICA: 1609 – 7475 VOL. 14 – N.º 1 – 2011 PP. 273 – 280
- Valdez, D. (2001). Teoría de la mente y espectro autista. En D. Valdez (coord.), Autismo: enfoques actuales para padres y profesionales de la salud y la educación. Buenos Aires: Fundec.
- Wimmer, H., & Perner, J. (1983). Beliefs about beliefs: Representation and constraining function of wrong beliefs in young children’s understanding of deception. Cognition, 13, 103-128
Parte Primera: Desarrollo infantil y particularidades en los TEA – Parte I
Parte Segunda: Desarrollo infantil y particularidades en los TEA Parte II
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Buenas noches, el tema de trabajas con personas autistas me parece interesante y delicado, quisiera conocer la relacion que hay entre el autismo y el desarrollo afectivo segun spirtz,Jhon bolwy; y el desarrollo cognitivo segun Piaget. gracias