Sexualidad y Autismo: Sugerencias de intervención
Introducción
Abordar esta última parte no es llegar al final del camino, es el primer descanso en la empinada subida, por lo que trataré de brindar algunas pautas o sugerencias de intervención, para que desde la familia pueda comenzarse esta labor educativa, la que no deja de ser difícil ni deja de ser vista, acorde a la cultura, como un tabú.
En este recorrido vimos la sexualidad como parte del crecimiento y desarrollo biológico del ser humano, la cual se completa mediante la interacción y comunicación social, el contacto físico, la capacidad de representación y asimilación de reglas y normas sociales los cuales se adquieren a través de esas vivencias cotidianas. La sexualidad es respeto, la capacidad de expresar sentimientos y emociones, debe ser descubierta, experimentada y vivida en compañía de los otros.
Entonces surgen las interrogantes ¿cómo educar la sexualidad en niños con autismo? ¿qué sucede con sus emociones y deseos? Si pensamos que son personas que tienen dificultades para:
- Comunicarse
- Estar con otros y disfrutar de la compañía mutua
- Pensar lo que ocurre en el mundo o en la casa
- Entendernuestros pensamientos
- Controlar y expresar emociones
“El problema primordial – especialmente en relación con la sexualidad – es su falta de capacidad para iniciar, mantener y entender las relaciones sociales con otras personas. Cualquiera que sea su nivel cognitivo y su capacidad para el lenguaje y a pesar de su interés en tener contactos con otros, la persona con autismo sufre de un trastorno básico en lo que respecta a su capacidad para interactuar socialmente. Este trastorno puede llevarle a ser rechazado por el entorno, resultando en un retraimiento de la persona con autismo”.1
1 Demetrious Haracopos & Lennart Pedersen Sexualidad y autismo, Informe Danés
Desarrollo
“Si bien es cierto que podemos pedir a las personas con autismo que respeten ciertas normas y reglas de la sociedad, también debemos respetar el estilo individual de cada persona. No podemos ver el autismo como una desviación o como el sufrir una desventaja de la que hay que librarse. No hay que luchar para que encajen en nuestra forma de pensar o de sentir, para que satisfagan nuestros deseos, esperanzas o ambiciones. Si bien viven su vida de forma diferente, no es de forma “equivocada”. Por tanto, no tenemos que forzarles a vivir una vida como la nuestra, sino darles la posibilidad de aprender de nosotros, al igual que debemos intentar comprenderlos y aprender de ellos ( Haracopos, 1988 )”.
Los trabajos sobre autismo y sexualidad son escasos, se ha dado prioridad a otras necesidades educativas especiales como la discapacidad intelectual y la motora, por lo que el Informe Danés constituye una guía o un referente cuando tratamos este tema. En este informe se plantea las consideraciones y decisiones sobre las estrategias y métodos de instrucción y práctica sexuales han de estar fundamentadas en políticas bien definidas.
- Las personas con autismo han de tener el derecho y la posibilidad de llevar una vida sexual de acuerdo con sus deseos y necesidades y aquello que puedan controlar.
- Las personas con autismo han de poder recibir orientación y apoyo para solucionar sus problemas sexuales.
- El aprendizaje de una conducta social adecuada con respecto al sexo ha de realizarse de acuerdo con las normas y reglas sociales del lugar de residencia de la persona con autismo .
- El tipo de orientación debe, en primer lugar, estar relacionado con y depender de cuán necesarios y obvios sean los problemas sexuales para él o ella y su entorno. Es por lo tanto importante determinar y evaluar si los signos sexuales son claros, indefinidos o inexistentes.
- Se ha de ver la sexualidad dentro de un contexto global, de forma que la instrucción y práctica sexual no consistan únicamente en ayudar a la persona con autismo a aprender a masturbarse y alcanzar el orgasmo.
- Es igualmente importante reforzar la conciencia de su propio cuerpo y ayudarle a comprender los cambios físicos y emocionales relacionados con el impulso sexual. Por ejemplo, descubrir y estimular el cuerpo puede hacerse mediante actividades tales como ejercicios, cuidarse el cuerpo o mirarse desnudo en el espejo. Estas experiencias pueden aumentar las posibilidades de la persona con autismo de disfrutar masturbándose y alcanzando el orgasmo.
- Cuando la persona con autismo dirige su interés sexual hacia otra persona, debemos decidir cuán lejos queremos ir en la ayuda que prestemos a dicho contacto. Puesto que experimentar la sexualidad con otra persona implica mostrar ternura, cuidado y empatía, áreas de dificultad
Cuáles son los indicadores o signos que debemos observar:
Signos de conducta sexual Hacia qué o quién se dirige el deseo sexual | Observación de la conducta | |||
Frecuencia | Duración | Intensidad | Reacción de los demás Pasiva , Dando instrucciones, interviniendo de forma directa y activa |
|
Hacia la propia persona (tocándose, o estimulándose cualquier zona erógena del cuerpo) | ||||
Hacia otra persona | ||||
Hacia materiales, objetos y otros estímulos | ||||
Qué estimula el deseo sexual |
Una intervención efectiva en el área de la sexualidad tendría como objetivo Desarrollar una interacción con su medio físico, cultural y social que le permita la construcción de esquemas de acción que, le prepare para enfrentarse con la realización concreta y dinámica de su vida.
Dado que la educación sexual como proceso educativo busca el cambio o transformación de actitudes, vivencias, basada en una información veraz y científica, los programas de educación sexual dirigidos a los sujetos con autismo u otras necesidades especiales deben contemplar en su conformación el tratamiento de estos aspectos.
Cabe mencionar que la formación sexual que éstos programas pretenden lograr no está sujeta a fórmulas que la encasillen, pero sí a influencias permanentes, del hogar, de la escuela, de la calle y del ambiente en que se encuentra inmerso el sujeto. La pedagogía inscrita en los programas de educación sexual tieneque partir de cada persona.
Los temas o contenidos de los programas de educación sexual están determinados por diversos aspectos, entre otros: la concepción teórica que se tenga sobre la educación sexual, los valores, información y actitudes que se pretendan promover, los objetivos o propósitos del programa, los destinatarios, los recursos y técnicas de enseñanza disponibles, el tiempo y lugar donde se llevará a cabo la planificación, etc. Dentro de los programas de educación sexual dirigidos a las personas con necesidades especiales, a sus a sus padres y/o maestros, es común ver incluidos temas como los siguientes:
- Autoconocimiento, autoconcepto y cambios físicos
- Relaciones con el grupo de compañeros y responsabilidades para con la sociedad
- El abuso sexual.
- La confusión sexual que enfrentan los niños con discapacidad mental y los problemas emocionales y de autoestima derivados de esta confusión
- Actitudes, valores y comportamientos acerca de la sexualidad
Partimos de la premisa que son los padres de familia a quienes corresponde en primer lugar la educación sexual de sus hijos, puesto que no se trata de una enseñanza académica propia de la escuela, sino de una enseñanza y una orientación relativas a la esfera personal; esta aseveración se basa en lo mencionado por Monroy de Velasco (1985) con respecto al papel de los padres ante la educación de sus hijos, donde apunta: «la familia constituye el primer grupo social en el que el niño vive y es donde comprende sus relaciones con el otro sexo». Asimismo, se establece que este núcleo social es el sitio cuya función principal es la de generar comportamientos afectivos; del mismo modo, debe propiciar la adquisición de valores tales como: el respeto a los demás, la responsabilidad, la honestidad, el logro de la identidad sexual y de la identificación con el progenitor de su mismo sexo.”
Con respecto a los padres el tema de la sexualidad ha sido tabú para la mayoría de ellos, los cuales temen tratarlo con sus hijos por miedos y temores infundados como el de «quitarles su inocencia», «inducirles más curiosidad sexual», «por pena o vergüenza», por considerarlo «sucio», o bien por no sentirse preparados para contestar, y en estos casos delegan esta tarea a los maestros en las escuelas (Dallayrac, 1987; Jiménez Armas, 1984). Reconocemos, que es notoria la problemática que viven los padres que no consideran a la educación sexual como algo importante, ya que no proporcionan ningún tipo de información a sus hijos, o bien prefieren darles una información disfrazada o errónea.
Consecuentemente, la educación sexual, como elemento formativo del desarrollo de la personalidad de los individuos, es insuficientemente abordada por los padres de los sujetos normales, pero ¿qué sucede con los individuos con requerimientos especiales, como es el caso de las personas con autismo? La respuesta a este interrogante tiene una íntima relación con el concepto que posean los padres con respecto a la sexualidad, así como con el tipo de valores y actitudes que manifiesten ante estas personas.
Los padres deben estar conscientes de que una de las exigencias de su vocación de padres debe ser el constante deseo de conocer, responder y ayudar a sus hijos. Asimismo, se requiere que ellos mismos hayan sido educados sexualmente y que posean información general sobre este tema, así como sobre los elementos del desarrollo psicosexual, para estar en condiciones de dar una orientación sexual adecuada a sus hijos. Por otra parte, deberán tener y/o desarrollar una serie de actitudes positivas respecto de la necesidad de que sus hijos sean educados sexualmente.
La educación sexual, señala Mimier (1978:2): debe cubrir todas las áreas de la sexualidad humana incluyendo las actitudes, los sentimientos, comportamientos y todo lo relativo a uno mismo y a los otros. Por lo tanto, la educación sexual dirigida a las personas con un Trastorno del desarrollo intelectual debe tener como propósito desarrollar adultos cuya sexualidad se ajuste a sus limitaciones y capacidades y que pueda al mismo tiempo responder con amor y afecto, cuando y donde las condiciones le resulten apropiadas.
¿Qué estrategias podemos utilizar desde el contexto familia – escuela como binomio inseparable en la educación de la sexualidad?
Desde edades tempranas debemos educar:
- La identificación adecuada de partes corporales utilizando términos anatómicos correctos. Esta habilidad durará toda la vida y tendrá un papel muy importante cuando la persona necesite asistencia médica, cuando tenga de hablar de higiene corporal o cuando reciba instrucción social/sexual
- Comportamiento privado y público – o las reglas básicas que guía nuestro comportamiento social. Es importante enseñar todas las excepciones que satisfagan sus necesidades inmediatas, y sistemáticamente modificar o añadir las excepciones del caso; tales como por ejemplo, mantenerse vestido a menos que tenga que bañarse, cambiarse la ropa, probarse ropa en la tienda, nadar, ir a un examen médico, etc.
- Valorar una variedad de refuerzos sociales. Es importante enseñar a la persona con Autismo a valorar elogios y saludos (“high‐fives”) como reforzadores adicionales. Colocar un brazo alrededor del hombro o acariciar al brazo u hombro, pudiera ser suficiente; guardando los abrazos y besos para de miembros de familia cercanos o viejos amigos de la familia. Enseñe también los conceptos adecuados para este tipo de discriminaciones
- Identifique las habilidades y recursos educacionales apropiados de todo tipo de material escrito sobre educación sexual para personas con dificultades de desarrollo y adapte el plan de estudios que satisfaga las necesidades y estilo de la persona con Autismo
- Individualice la instrucción y preséntela en un contexto natural ya que esto permitirá que la instrucción sea debidamente modificada para evitar confusión y ajustarse a las necesidades únicas del estudiante en un tiempo específico
- Use procedimientos educativos para asegurarse que el estudiante con Autismo conozca los términos correctos y que él o ella entiendan la información apropiada y relevante en vez de aprender una lección involuntaria.
- El uso de agendas y pictogramas apoya el proceso de conocimiento de las diferentes áreas de la educación de la sexualidad
Pictogramas para la masturbación
Conclusiones
La familia desempeña, entre otras, dos funciones psicológicas esenciales para el ser humano: la socialización y la construcción del autoconcepto y la autoestima. A través de la socialización familiar las personas se convierten en seres sociales, asumen las reglas del juego que necesitan para enfrentar la vida, aprenden a entenderse a sí mismos y se forman una imagen de lo que son y del mundo que les rodea.
La familia crea en el niño las bases de su identidad y le enseña cuáles son las normas de convivencia que ha de asumir, proporcionándole un sistema de creencias que, aun no siendo inmodificable, sí se mantiene, en gran medida, a lo largo de toda la existencia del individuo. El papel o función educativa de la familia, no cambia o se transforma porque exista un niño (a) con necesidades especiales) por el contrario, se refuerzan aquellas conductas, habilidades y valores necesarios para la buena adaptación de su hijo al entorno
Debemos tratar la sexualidad desde posturas de máximo respeto y tolerancia a las manifestaciones de los niños y jóvenes con autismo, así como estamos conscientes de la necesidad de formación, tanto de padres y madres, como de profesores en este tema.
Los comportamientos afectivo-sexuales que observamos no son desviados en sí mismos, sino que son una expresión de inmadurez social y de las dificultades que las personas con autismo tienen para comprender las normas sociales y establecer adecuadas relaciones interpersonales y de los problemas que pueden tener para integrar y canalizar las propias percepciones y sensaciones.
Las actitudes de no intervención o de represión de los comportamientos sexuales por parte de padres y profesionales vulneran el derecho de estas personas a recibir una educación adecuada a sus necesidades y además sólo parecen útiles para desencadenar estados y situaciones inadecuadas que van a limitar más todavía a estos alumnos y alumnas a entornos con mayor grado de restricción.
Intervenir, enseñar, educar, proveer, prevenir, son los guías de la educación de la sexualidad en los niños, jóvenes con necesidades especiales, sabemos que aún queda mucho por investigar, nos corresponde a los profesionales dedicados al trabajo con estos niños, brindarle a los padres las herramientas útiles y precisas para el abordaje de la sexualidad de sus hijos, para que éstos puedan tener una vida plena y satisfactoria.
ANEXO:
SEXUALIDAD Y AUTISMO. INFORME DANÉS
Bibliografía
- Arés, P. Mi familia es así. Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1990
- Castro Alegret, Pedro Luis: Sexualidad y Discapacidad. 2000
- Castellano, Simons, Beatriz: El discapacitado como protagonista de la educación de su sexualidad.
- ¿Qué es la familia y cómo se educa a los hijos? R. Pedagogía Cubana, No. 4, La Habana, 1989.
- Craft, M. y Craft, A. Sex and the mentally handicaped. Routledge, New York, 1989.
- García Alonso, Francisca: Educación afectivo – sexual y autismo. Equipo CEPRI
- García Ruíz Mercedes: Educación Sexual y Discapacidad. Talleres de Educación Sexual. Material didáctico. Edit. Narcea, 2009
- Hardin RA. (1979). The actitudes of teachers and parents relating to sex education for the educable mentally retarded. Alabama: University of Alabama.
- Masters, W., Johnson, V. y Kolodny, R.: Tratado de medicina sexual. Editorial Científico-Técnica, La Habana, 1988.
- Newport, J., & Newport, M. (2002). Autism‐Asperger’s and sexuality: Puberty and beyond. Arlington, TX: Future Horizons. (Este libro fue escrito por una pareja joven con Asperger’s)
- Torres Fernán Irma Aida y Francisco Javier Beltrán Guzmán: Programa de educación sexual para personas con discapacidad mental. Instituto de Investigaciones Psicológicas U:V. México
© Elaime Maciques, todos los derechos reservados.
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- Un camino a recorrer: de la familia a la educación de la sexualidad Parte I
- Un camino a recorrer: de la familia a la educación de la sexualidad Parte II
- Un camino a recorrer: de la familia a la educación de la sexualidad – Parte III
- Un camino a recorrer: de la familia a la educación de la sexualidad Parte IV
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